La ashwagandha (Withania somnifera), también conocida como ginseng indio, es un arbusto perenne ampliamente utilizado en la medicina ayurvédica desde hace miles de años. Literalmente significa “aroma de caballo” en sánscrito. En el sistema ayurvédico es considerada un rasayana, es decir, un tónico rejuvenecedor que fortalece cuerpo y mente.
Adaptógeno anti-estrés
Ayuda al cuerpo a adaptarse al estrés, regulando el cortisol para promover relajación y bienestar emocional .
Mejora del estado de ánimo, sueño y energía
Mejora la ansiedad, promueve el descanso reparador, aumenta la energía, la resistencia física y potencia la concentración.
Apoyo cognitivo y memoria
Tiene efectos neuroprotectores, mejorando la memoria, la atención y la salud cerebral.
Regulación metabólica
Ayuda a reducir el azúcar en sangre, mejora sensibilidad a la insulina y contribuye al control de la presión arterial.
Antiinflamatorio, antioxidante y analgésico
Alivia inflamación, protege frente al daño oxidativo y puede disminuir molestias físicas.
Fertilidad y hormonas masculinas
En hombres, puede aumentar la testosterona, mejorar la calidad de esperma y aumentar la fertilidad.
Salud inmune y vitalidad general
Refuerza el sistema inmunológico y actúa como tonicante general.
Una de las formas más tradicionales y efectivas:
1/4 a 1 cucharadita de ashwagandha en polvo
1 taza de leche (animal o vegetal: almendra, avena, coco…)
Opcional: canela, cúrcuma, nuez moscada, miel o stevia
Calienta la leche, mezcla todo y bébelo antes de dormir si tu objetivo es relajación o sueño.
Ideal si no te gusta su sabor ligeramente amargo y terroso.
Añade ½ cucharadita a tu batido con frutas, yogur o proteína en polvo.
Combina bien con plátano, cacao, dátiles, mantequilla de almendra, etc.
Mezcla ½ cucharadita de ashwagandha en polvo con 1 cucharadita de miel cruda o ghee.
Tómalo por la mañana o antes de dormir, según tus objetivos.