La stevia es un edulcorante natural que se obtiene de las hojas de la planta Stevia rebaudiana, originaria de Sudamérica.
Su poder endulzante proviene de compuestos llamados glicósidos de esteviol (como esteviósidos y rebaudiósidos), que son hasta 200–300 veces más dulces que el azúcar.
Cero calorías y bajo índice glucémico: No aporta calorías ni carbohidratos y no eleva el nivel de azúcar en sangre, lo que la hace ideal para personas con diabetes o en dietas hipocalóricas.
Seguridad reconocida: Los glicósidos de esteviol están considerados GRAS (seguro generalmente reconocido) por la FDA y otras agencias regulatorias, aunque las hojas o extractos crudos no siempre cuentan con esa aprobación.
Potencial para mejorar la salud:
Podría ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina y la regulación de los niveles de glucosa.
Efectos beneficiosos posibles sobre la presión arterial y la salud bucal (no promueve caries).
Otras propiedades:
Contiene compuestos antioxidantes (flavonoides y taninos).
Algunas fuentes hablan de beneficios digestivos, propiedades antimicrobianas y de apoyo cardiovascular, aunque estos pueden provenir de la stevia en hoja y no únicamente del extracto en polvo.
Endulzar bebidas:
Té, café, jugos, batidos, agua con limón.
Usa una pizca muy pequeña. La stevia es mucho más dulce que el azúcar (hasta 200-300 veces más).
Cocinar y hornear:
Puedes usarla para hacer postres, panes, galletas, pasteles.
Reemplaza el azúcar siguiendo una tabla de conversión (ver abajo).
Importante: La stevia no carameliza ni da volumen como el azúcar, por lo que a veces debes ajustar la receta.
Espolvorear sobre frutas o cereales:
Usa muy poco para evitar un sabor amargo.