El té negro es una bebida que se hace con las hojas secas de la planta Camellia sinensis. Es el mismo origen que otros tés como el verde o el blanco, pero lo que cambia es cómo se procesan las hojas.
En el caso del té negro, las hojas se oxidan completamente, lo que les da un color oscuro y un sabor más fuerte y amargo que otros tipos de té. Esta oxidación también hace que dure más tiempo sin echarse a perder.
Energía y concentración
Contiene cafeína, aunque menos que el café. Ayuda a despertarte y a mejorar la atención mental.
Antioxidantes
Tiene compuestos llamados polifenoles, que ayudan a proteger las células del cuerpo y a reducir la inflamación.
Salud del corazón
Puede ayudar a reducir la presión arterial y el colesterol malo (LDL) si se toma con frecuencia.
Mejora la digestión
Puede aliviar molestias digestivas y tiene un efecto astringente, que ayuda a reducir la diarrea leve.
Ayuda a controlar el azúcar en sangre
Algunos estudios muestran que el té negro podría ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina.
Calienta el agua hasta que hierva (95–100 °C).
Coloca 1 bolsita de té Corte T en una taza.
Vierte el agua caliente sobre la bolsita.
Deja reposar entre 3 y 5 minutos. Cuanto más tiempo, más fuerte y amargo.
Retira la bolsita.
Endulza o acompaña al gusto:
Puedes agregar miel, azúcar, limón, o leche (al estilo inglés).
Usa 1 cucharadita por taza (aproximadamente 2–3 gramos).
Coloca el té en un infusor o tetera con filtro.
Sigue el mismo procedimiento de agua y tiempo de infusión.
Cuela o retira el infusor antes de beber.